La Guerra de Rusia; una posible recesión económica y un severo incremento de inflación a nivel global.

Hermosillo, Sonora | Por Germán Palafox Moyers | domingo 13 de marzo, 2022

Por la víspera se saca el día.

Seguramente este 2022 resultaría mucho más difícil que 2021, un año en el que a los mercados y las economías de todo el mundo les fue bien en general, con un crecimiento por encima de su potencial después de la recesión global de 2020. En las primeras semanas del presente año se hizo evidente que el aumento de la inflación no sería un fenómeno temporal, además que el coronavirus, en constante mutación, continuaría sembrando incertidumbre en todo el mundo y que los riesgos geopolíticos inminentes se estaban agudizando.

Después de dos meses de diplomacia intermitente y negociaciones de ambos bandos, Rusia ahora ha lanzado una invasión a gran escala de Ucrania, en lo que funcionarios estadounidenses dicen que es una operación para “eliminar” al actual gobierno elegido democráticamente.

A pesar de las repetidas advertencias de la administración Biden de que Rusia hablaba en serio acerca de ir a la guerra, las imágenes de los escuadrones de tanques y helicópteros rusos bombardeando Ucrania han conmocionado al mundo. La primera de las tres amenazas geopolíticas que estuvieron gestando en los últimos años fue la concentración de tropas del presidente ruso Vladimir Putin cerca de su frontera con Ucrania.

Ahora debemos considerar las consecuencias económicas y financieras de este acontecimiento histórico. Sin embargo, es importante señalar una observación geopolítica clave: estamos ante una gran escalada de la “Segunda Guerra Fría”, en la que cuatro potencias (China, Rusia, Irán y Corea del Norte) están desafiando el dominio global de los Estados Unidos y el orden internacional que creó después de la Segunda Guerra Mundial. En ese contexto, hemos entrado en una grave crisis geopolítica que tendrá enormes consecuencias económicas y financieras con impacto global.

En particular, ahora es más probable que se produzca una guerra entre las principales potencias en la próxima década. A medida que la nueva rivalidad entre Estados Unidos y China continúa escalando, Taiwán también se convertirá cada vez más en un posible foco de tensión, enfrentando a Occidente contra la alianza emergente de potencias señalas párrafos arriba. Estaremos ante el segundo riesgo geopolítico de gran envergadura… al tiempo.

Una recesión estanflacionaria a escala global

Un riesgo importante ahora es que los mercados y los analistas políticos subestimen las implicaciones de este cambio geopolítico que estamos presenciando. Al cierre del mercado el 24 de febrero, el día de la invasión, los mercados bursátiles de Estados Unidos, habían iniciado con la esperanza de que este conflicto frenara la voluntad de la Reserva Federal del país vecino y otros bancos centrales de aumentar las tasas de interés.

Pero la guerra de Ucrania no es solo otro conflicto menor, económica y financieramente intrascendente, del tipo que se ha visto en otros lugares en las últimas décadas. De ninguna manera, no es así. Los analistas e inversores no deben cometer el mismo error que cometieron en vísperas de la Primera Guerra Mundial, cuando casi nadie veía venir un gran conflicto mundial. La crisis de hoy representa una grave crisis geopolítica. Sus implicaciones e importancia a largo plazo difícilmente pueden exagerarse.

Estanflación

En cuanto a la economía, ahora es muy probable que se produzca una recesión global de bajo crecimiento y altos niveles de inflación denominada, en la década de los setentas del siglo pasado, como estanflación. Los analistas se preguntan si la Reserva Federal de los Estados Unidos- Fed- y otros bancos centrales importantes pueden lograr un aterrizaje suave de esta crisis y sus consecuencias.

La guerra en Ucrania desencadenará un enorme impacto negativo en la oferta en una economía global que todavía se está recuperando de COVID-19 y una acumulación de presiones inflacionarias durante un año. El shock reducirá el crecimiento y aumentará aún más la inflación en un momento en que las expectativas de inflación están aumentando.

El impacto de la guerra en el mercado financiero a corto plazo ya es claro. Ante un shock estanflacionario global, es probable que los precios del petróleo aumentaran, muy por encima de los 100 dólares por barril y los precios del gas aumentarán en un 70% en Europa, al igual que muchos otros precios de materias primas, ya que tanto Rusia como Ucrania son importantes exportadores de materias primas y alimentos. Ambos países son muy relevantes en la producción de maíz y trigo. Estos granos ya aumentaron su precio este año en un 10 y 12 por ciento respectivamente y presionarán aún más a los precios de los alimentos a nivel global.

Por otra parte, los rendimientos de los bonos del gobierno caerán por un tiempo y luego aumentarán después de que la inflación se desate aún más. Ante la enorme incertidumbre las monedas de refugio seguro, como el dólar, franco suizo, se fortalecerán y los precios del oro seguirán aumentando.Estaremos ante la apreciación de las monedas de refugio seguro y se depreciarán el resto de las monedas, incluyendo el peso mexicano como está sucediendo este miércoles 2 de marzo del presente año.

Las consecuencias económicas y financieras de la guerra y el impacto estanflacionario resultante, por supuesto, serán mayores en Rusia y Ucrania, seguidas por la Unión Europea, debido a su fuerte dependencia del gas ruso. Pero incluso los Estados Unidos sufrirán, débido a que los mercados energéticos mundiales están profundamente integrados, un aumento en los precios mundiales del petróleo afectará fuertemente los precios del petróleo crudo de los Estados Unidos. Si bien un pequeño grupo de empresas de energía obtendrá mayores ganancias, los hogares y las empresas experimentarán un impacto masivo en los precios, lo que los llevará a reducir el gasto y con ello la demanda.

Dadas estas dinámicas, incluso una economía estadounidense fuerte en otros aspectos presentará una fuerte desaceleración, inclinándose hacia una recesión del crecimiento económico. Las condiciones financieras más estrictas y los efectos resultantes en la confianza de las empresas, los consumidores y los inversores exacerbarán las consecuencias negativas de la invasión de Rusia, no solo en el país vecino sino también en el resto del mundo.

Las próximas sanciones contra Rusia, por grandes o limitadas que resulten ser, y por necesarias que sean para la disuasión futura, inevitablemente dañarán no solo a Rusia sino también a los EE. UU., Occidente y los mercados emergentes en el cuál se incluye México.

Además, no se puede descartar la posibilidad de que Rusia responda a las nuevas sanciones con su propia contramedida: a saber, reducir drásticamente la producción de petróleo para hacer subir aún más los precios mundiales del petróleo. Tal movimiento generaría un beneficio neto para Rusia siempre que el aumento adicional en los precios del petróleo sea mayor que la pérdida de exportaciones de petróleo.

Hasta ahora se ha podido esquivar el riesgo de una interrupción del suministro de gas natural que Rusia envía a Europa, pero hay una gran fragilidad en ese suministro. Si, como producto de las consecuencias físicas del conflicto o de las decisiones políticas asociadas a éste, se diera dicha interrupción, no solo habría presión global sobre los precios del gas y la electricidad sino probablemente una fuerza recesiva adicional a escala global. Putin sabe que puede infligir un daño asimétrico en las economías y los mercados porque ha pasado la mayor parte de la última década construyendo no solo un escudo de guerra sino también un escudo financiero contra sanciones económicas adicionales.

En la próxima entrega se analizarán los posibles impactos, de esta segunda guerra fría, en la economía mexicana y sonorense.

Dr. Carlos Germán Palafox M.

Subsecretario de Egresos de la Secretaria de Hacienda se Sonora

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