Si bien es cierto, el coronavirus ó Covid-19 es un tema que trae de cabeza al mundo entero, también es cierto que habemos muchas y muchos que nos negamos a aceptar la existencia de un virus que se cura con una lavada de manos y se minimiza el contagio evitando el contacto directo entre las personas; descabellado, enfermizo, base de estudio social, digno de un análisis exhaustivo por parte de los escépticos, porque las personas que viven en su zona de confort, las manipulables, jamás cuestionarán las órdenes que vengan de la clase dominante.
Testimonio de afectado por el Covid19
Entre tanta información a la que tenemos acceso vía Internet y a través de la historia que queda reflejada en los libros, revistas, TV, medios masivos, etc., podemos desmenuzar este experimento del que estamos siendo objetos. Uno de los peores miedos del ser humano es la muerte, sí, así de fácil, la inevitable muerte, es el temor más grande al que nos enfrentamos una gran mayoría y obvio es con ese miedo, con lo que en estos momentos nos tienen en jaque, replegados a vivir en la cárcel de nuestros hogares, y a quien ose no obedecer, ahí estarán los peores carceleros, que son los iguales.
El miedo está armado, el pánico a infectarse de este mortal virus desconocido, que no tiene pies ni cabeza, ni forma de combatirlo — porque no existe nada hasta el momento que logre descifrarlo — está logrando contagiar la mente de miles de millones alrededor del mundo, un sin fin de teorías circulan en la web, de hecho, temo más a un apagón cibernetico, porque entonces sí, sería la locura total. De cierta manera nos sentimos conectados por la web, no estamos sintiendo tan fuerte esta separación corporal, porque seguimos unidos en la realidad virtual.
Increíble darnos cuenta hasta donde está compenetrada la tecnología en nuestra forma diaria de vida. Hacia donde nos están llevando, es algo que no logro descifrar, pero sí sé que nos quieren llevar a un cambio de vida generacional, a otra forma de vida que no es la desenfrenada por crecer, estudiar, trabajar, morir… Algo, algo más hay por ahí y lo debemos descifrar y analizar.
¿Alguien cree que llegará el momento en que dejaremos el encierro “voluntario” en el que nos tienen en estos momentos?, ¿logrará la mayoría hacer lo imposible y demostrar que dejamos de ser esclavos de un sistema capitalista y opresor? ¿Alguien alrededor del mundo intervendrá para decirnos que somos libres y que la globalización llegó para quedarse? Por qué hablo de “alguien” sencillo, porque siempre se necesita el liderazgo de personas sin miedo, que abran paso a lo nuevo, que se atreven a romper las construcciones sociales impuestas a lo largo de nuestra existencia.
El sistema de salud está colapsado desde siempre, entonces, ¿por qué nos quieren infundir ese temor de que, si no nos mantenemos alejados físicamente, el sistema ya colapsado, colapsará? En mi opinión muy personal, este momento perverso, debe terminar, las personas que deciden sobre la forma de vida, deben entender que llegamos a otro nivel y que será muy difícil el seguir manteniendo el control de las masas, porque quedaron rebasados por la tecnología. El mundo seguirá avanzando y el amor, la empatía, la ganas de sentir la energía positiva de cerca, con un abrazo, un beso, una expresión física de afecto, es algo que difícilmente podrán evitar que se siga replicando. De la fusión de dos cuerpos se mantiene la reproducción de todas las especies.
Hagamos lo imposible para exigir y pelear por un nuevo estilo de vida mundial, buscando tener acceso a una vida saludable, libre de pobreza y con acceso a oportunidades para todas y todos; que este sea el renacer de un pueblo urgido de terminar con la brecha salarial y acumulación de la riqueza, y que por fin se logre acabar con la pandemia que mata a diario más que cualquier enfermedad en el mundo: la pandemia del hambre.