San Carlos donde el desierto se junta con el mar, a punto de estallar

Guaymas, Sonora | Por Armando Saucedo Monarque @saucedomonarque | jueves 11 noviembre, 2021

SAN CARLOS DONDE EL DESIERTO SE JUNTA CON EL MAR, A PUNTO DE ESTALLAR.

En este hermoso lugar existen diversos microcosmos ambientales todos poblados por especies del reino animal y vegetal, originales y variadas, como las que se desarrollan en el mar y sus profundidades, playas, islas y esteros, en los altos escarpados de la montaña que se aceran al mar para besar sus playas y en sus llanuras pobladas de cactáceas de mil formas, jitos, palo verde, palo fierro y mezquite para citar solo algunas de las especies de sus hermosas plantas y arbustos, todo en perfecta armonía hasta que el hombre descubrió este terruño y en lugar de conservarlo decidió depredarlo bajo la lógica  del mercado, así de crudo, así de real.

La invasión fue lenta pero fatal, en un principio como tierras ejidales no sufrió de grave afectación el medio ambiente, pero cuando sus descubridores pusieron la primera piedra de los desarrollos inmobiliarios su suerte estaba echada, el desorden empezó y la rebatinga, apropiación, expropiación y despojo de las tierras nacionales y ejidales por parte de particulares vivales y abusones ocasiono que, sus pobladores originales fueran relegados del “progreso” con la complacencia de las autoridades de las tres órdenes de gobierno que han tolerado toda clase de excesos, ilegalidades y atropellos para fomentar la consolidación de este polo turístico, aún a costa del mismo sitio.

Cada sexenio federal o estatal se relanzaban los programas oficiales para apuntalar este destino de playa, que en un inició fue el nido preferido de los pájaros del invierno que arribaban en busca del sol huyendo del frio de Canadá o Estados Unidos, sin embargo su despegue real se inició con la construcción del boulevard escénico Manlio Fabio Beltrones, que le dio visibilidad como lugar de oportunidades, pero no obstante esta importante infraestructura los inversionistas locales nunca aprovecharon esta coyuntura acostumbrados como están a los negocios de viudas, sin riesgo o de pleno solo con apoyo estatal, pues una de sus características es su corta visión y nulo riesgo, de tal suerte que ni esa significativa obra hizo detonar plenamente el lugar.

Hay otra poderosa razón que explica porque San Carlos hasta antes de la pandemia no despego como polo de desarrollo, el acaparamiento inmobiliario que existe en manos de muy pocas familias por no decir que dos o tres, resaltando los Llano y los Caballero, quienes operan bajo una elemental y primitiva lógica, lo más rentable es construir fraccionamientos residenciales a la orilla de playa o bien tierra adentro pero sin servicios, por eso son acérrimos opositores a cualquier proyecto hotelero de gran envergadura, playas públicas o bien, de cualquier incitativa que choque con su paradigma de convertir a San Carlos en un gran fraccionamiento residencial de lujo, con asentamientos humanos a la periferia donde vivan los trabajadores que presten los servicios necesarios, lo que explica en gran medida la situación que se ha vivido y la falta de integración a la promoción nacional en materia turística, somos pues un gran fraccionamiento, con acaparamiento de playas.

Sin embargo, la pandemia del Covid 19 vino a dar un vuelco a la situación, el cierre de la frontera y las restricciones de viajes nacionales y extranjeros, hizo que San Carlos se convirtiera de pronto en un destino obligado por accesible y empezó a nutrirse una corriente turística proveniente del entorno regional y de los estados vecinos que con el paso del tiempo se ha fortalecido hasta convertirse en una atrayente opción como destino de las más diversas actividades pues existe un floreciente negocio de eventos nupciales y sociales, sin descontar las tradicionales recreaciones de un destino de playa y mar. 

La afluencia del turismo rápidamente rebaso la capacidad instalada de los cuartos hoteleros y como opción habitacional los turistas empezaron a buscar las casas de renta que representaban una opción más barata y menos restrictivas que el alquiler de cuartos de hospedaje, generándose una demanda excesiva situación que significo una ventana de oportunidad para quienes podían construir en lo inmediato este tipo de edificaciones y así se dio el boom de la construcción que inunda San Carlos pues desde hace tiempo proliferan por todos rumbos y lugares, generándose un derrama económica de manera horizontal y vertical que a muchos a beneficiado pero que en realidad a resultado  poco amigable con el entorno social y ecológico como lo veremos más adelante.

Sin embargo, no todo es color de rosa en el despegue inmobiliario de San Carlos porque rápidamente su desbordado crecimiento paso de ser un aliciente a la consolidación como destino turístico para convertirse en una calamidad por el desorden que priva, explico porque:

A) FALTA DE PLANEACIÓN Y DESCONTROL URBANO.

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Es evidente la falta de planeación y descontrol urbano en el desarrollo inmobiliario que se presenta, cada quien construye como puede, donde quiere y como quiere, no hay orden y reglas que se apliquen al desenfrenado boom de la construcción de tal suerte que a la larga esto significara para el municipio un grave problema en materia de servicios públicos, ante la carencia de líneas de agua potable y alcantarillado en la mayoría de los sectores de la comisaria; la falta de equipo de recolección de basura pues se depende del mal y pésimo servicio que brinda la concesionaria PASA, que en sus rutas tiene relegados a sectores y comunidades como resulta ser el poblado de La Manga, que además no tiene agua potable, servicio de limpia y energía eléctrica, como también es común en otros lugares, en consecuencia, el beneficio en el desorden de la construcción lo reciben los contratistas y en proporción directa inversa los perjuicios los recibirá el municipio, que cargara con la ineptitud e indolencia de quienes deben de poner orden en la expedición de los permisos de construcción y congruencia de uso de suelo ajustándolos a los requerimientos que tienen que satisfacerse como verdaderos fraccionadores, y de esa manera frenar las ventas de terrenos rústicos para evadir el pago de impuestos y contribuciones y las obligaciones de quienes venden con ánimo especulativo, sin servicio público o infraestructura urbana alguna.

II.- DESASTRE AMBIENTAL.

Este frenesí en la construcción está afectando gravemente el medio ambiente y el entorno ecológico pues las construcciones particulares, los fraccionamientos, salones para eventos sociales y demás edificaciones no respetan la flora desértica barren parejo con todo lo que encuentran en su paso y así los centenarios jitos y cactáceas son derribados ante la falta de vigilancia ambiental de las autoridades federales, estatales y municipales cuya nulo cuidado ha ocasionado no solo la desaparición de especies de la flora y fauna sino literalmente de cerros y montes que son transformados a tajo abierto para la construcción de mansiones en los sectores residenciales, que acaparan los lugares cercanos a las playas privatizándolas de hechos pues es imposible burlar las bardas y casetas de vigilancia que impiden el libre accesos a la playa a que en teoría tenemos derecho todos los mexicanos.

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La afluencia turística a despegado las actividades marinas fundamentalmente los paseos en barcos que de ser una actividad limitada en estas temporadas se ha convertido en el azote los ecosistemas marinos por contaminación de diésel o gasolina, basura y sobrecarga en los lugares de observación de especies marinas y aves, como resultan ser los islotes la Raza y el Pastel y ni qué decir del Acuario llamado así en el pasado por la abundante y variada presencia de peces y que hoy es un lugar poblado de botes (embarcaciones y de cerveza) en el que los turistas gastan su tiempo.

III.- NIÑOS YUNTEROS Y PRECARIEDAD LABORAL.

La crisis económica, la pandemia, el cierre de las escuelas y la necesidad de sobrevivir hicieron que ante la fuerte demanda de mano de obra en la construcción en San Carlos, niños y jóvenes se enrolaron en la fuerza de trabajo utilizada en la obra como comúnmente se le llama a esta actividad primaria, así de pronto en la edificación de las casas residenciales, negocios y salones de eventos aparecen los rostros infantiles y juveniles que dan cuenta de la incapacidad estatal de hacerles llegar los beneficios de los programas asistenciales y evitar con ello que sean presa de los vicios que los sumen en la dependencia y degradación porque de que otra manera pueden soportar trabajos excesivos e inhumanos, mal pagados y sin seguridad social, hay un caldo de cultivo de menores infractores y delincuentes juveniles, no todos claro está, pero con uno que se pierda falla la sociedad, falla el gobierno y les fallamos todos.

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En consecuencia, la precariedad laboral es un distintivo común ante el abuso patronal y la nula presencia activa de las autoridades laborales y de seguridad social, luego entonces todo abuso se permite no hay quien vigile, inspeccione y sancione la obra que es tierra de nadie porque las fuerzas del mercado se imponen con toda su crudeza ejemplo de ello es el transporte de personal de los obreros de la construcción que es diametralmente opuesto al de a los empleados de hoteles y algunos negocios de prestación de servicios, pues  en tanto, a los primeros se les hacina en pick up o carros de redilas con todos los riegos que esto conlleva a los segundos se le proporciona transporte de personal adecuado, aunque no en todos los casos vale decir.

IV.- CONTAMINACIÓN AMBIETAL.

Todo el asentamiento humano temporal, coyuntural o definitivo produce diversos tipos de contaminación dependiendo de las actividades que se realicen pues bien, en el caso de San Carlos la principal fuente de contaminación son las actividades turísticas y de servicios que generan una colosal cantidad de basura que rebasa la ya deficiente capacidad del servicio de recolección y limpia en los lugares donde se desarrollan o prestan porque en la playa la contaminación es abrumadora por parte de los bañistas diurnos y nocturnos que la han convertido en una gran cantina, así hoy, es posible observar basura por doquier ante la mirada complaciente y pasmada de las autoridades; así de la playa pasamos al mar contaminado por buques pesqueros y embarcaciones de recreación que al ritmo de las olas arrojan basura entre ellos los plásticos y combustibles que son veneno puro para la fauna marina, y finalmente, pasamos a la área comercial y urbana que no escapa de la basura vista por doquier, es pues un problema de orden público.

Pero el remate de la contaminación ambiental lo encontramos en la laguna de aguas negras que se encuentra a la entrada de la playa San Francisco, a un costado de los condominios Triana, lugar a donde se dan cita una gran mayoría de la gente que viene a disfrutar la playa y que hoy, convive con los efectos de ese riesgo sanitario, ocasionada esta derrama de aguas negras por el colapso del sistema de drenaje en la comisaria y porque de esa manera se pensó ahuyentar de la playa a los visitantes, presumiblemente por el propietario de los terrenos adyacentes al mar.

De la contaminación por ruido nadie se escapa en ese destino los eventos de toda naturaleza los fines de semana son un verdadero atropello al sentido del oído que hasta la madrugada del día siguiente tiene que soportar música a altos decibeles sin que ninguna autoridad civil, administrativa o policiaca ponga orden y remedio a esta anómala situación, agudizándose este problema con la presencia de los ya conocidos juniors, clase medieros aspiracionales o chavorrucos que buscan tirar una cana al aire, en forma grotesca por cierto montados en sus vehículos de montaña en actividades de caza furtiva.

San Carlos una bomba de tiempo donde las autoridades han sido omisas en regular todas las actividades desde la más elemental como el transito hasta la contaminación, es pues una bomba de tiempo que además se pondrá a prueba su consolidación como destino turístico ahora con la apertura de la frontera con Estados Unidos, esperemos que no se desinfle y los sueños guajiros de los prestadores de servicios no se vengan abajo porque esta afluencia turística nada les costó, solo hecho de estar ahí.

Desgraciadamente no hay defensores del medio ambiente, un inventario de la flora y fauna local, reglas de tránsito, eventos y en contra de la contaminación en pocas palabras no hay sociedad civil en movimiento y menos autoridades que pongan orden.

Lic. Armando Saucedo Monarque.

@saucedomonarque.

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