El límite de la ofensa

En marzo de 2015 Rodner Figueroa, presentador de temas de moda de la cadena Univisión en el Programa El gordo y la flaca, ante la representación que hizo un maquillista que imitaba a la entonces Primera Dama de los Estados Unidos, dijo: Ojo, ustedes saben que Michelle Obama parece del elenco de Planeta de los Simios.

Al día siguiente la cadena Univisión anunció su despido fulminante: “Ayer durante el programa de entretenimiento El gordo y la flaca, Rodner Figueroa hizo comentarios sobre la primera dama Michelle Obama que fueron completamente reprobables y de ninguna forma reflejan los valores u opiniones de Univisión. Como resultado, el Sr. Figueroa fue separado de la compañía inmediatamente”.

Al día siguiente de su despido Figueroa publicó una extensa carta de disculpas dirigida a la señora Obama: Me siento abochornado, le pido perdón, porque no hay excusa para que un profesional como yo haga este tipo de comentarios que pueden ser interpretados como ofensivos y racistas.

Es importante resaltar que el despido de Univisión fue resultado de una queja de la oficina de la Primera Dama, como consta en la misma carta de disculpas: Se me notificó que por una queja de su despacho fui despedido, y en una fuga de información de parte de ejecutivos de Univisión, se me condenó en las redes sociales tratando de destruir mi carrera de una manera injusta, sin siquiera haberme notificado por escrito y sin una investigación que posibilitara esclarecer la situación. De nuevo, le ofrezco mi humilde disculpa por el malentendido y asumo mi responsabilidad.

No hubo un solo medio, ni un solo conductor nacional que dijera que la libertad de expresión en Estados Unidos se puso en riesgo por la queja de la Primera Dama. Todos los medios, iniciando con Univisión que fue el origen de la falta de respeto y hasta la cadena Fox News, reducto conservador, dejaron sólo y aislado al comentarista. Su grosería fue unánimemente repudiada.

Muy distinta la reacción de los medios mexicanos, que a raíz de la queja en Twitter de Beatriz Gutiérrez Müller contra la invitación de Conapred a Chumel Torres para hablar de racismo, se han lanzado en un ataque violentísimo contra ella y su hijo menor de edad.

La reacción elemental y mínima de HBO de suspender, por cierto que muy tardíamente, a quien había llamado con epítetos insultantes a un niño, fue presentada por diversos comentaristas como un acto autoritario del gobierno federal y no como un deslinde de una empresa de actitudes incompatibles con los valores más elementales de la ética periodística y la conducta humana.
Preocupadísimos, los graves y serios comentaristas mexicanos dedicaron horas en programación estelar a debatir cómo el tuit de Gutiérrez Müller acabó con las libertades de las que todos gozamos durante los largos gobiernos del PRI y del PAN.

Días después esos mismos medios festinaron en primeras planas la agresión de un militante opositor a la esposa del presidente, durante el abordaje de un avión. A los días, aprovecharon una discusión en Twitter para injuriarla en todos los tonos. Luego el Periódico Reforma publicó el soez, grosero y misógino artículo de Guadalupe Loaeza titulado Bety la Fea; ahora Radio Fórmula, a través su comentarista José Cárdenas, se suma y utiliza un apodo insultante para referirse al hijo menor de edad del Presidente.

Llama la atención el aval que el resto de los medios otorga a estos exabruptos. Ninguna condena, ninguna reflexión equilibrada. Oscilan entre el festejo, la provocación y el silencio.

No creo que estemos ante descuidos inocentes o excesos verbales de comunicadores, sino ante una estrategia que ha logrado algunos de sus lamentables objetivos y el primero de ellos es elevar la tolerancia del público a la violencia verbal en los medios contra su gobierno:

• Cuando en septiembre de 2019 una piloto de aerolínea publicó en redes sociales su intención de estrellar un avión contra el Zócalo de la Ciudad de México, el repudio fue tal que la empresa que la contrataba la suspendió y llamó a cuentas.

• Cuando días después la modelo erótica Celia Lora llamó en un programa de Youtube a asesinar al presidente, también generó una enorme indignación, pero sin consecuencias.

• El 7 de abril de 2020 el periódico Reforma solicitó, a través de su columnista Francisco Martín Moreno, al gobierno norteamericano, que invadiera México. Apenas causó respuestas y, en cambio, fue retuiteada y comentada en términos elogiosos por actores políticos.

• Hoy cada 15 días tenemos en las principales ciudades del país manifestaciones solicitando abiertamente un golpe de Estado y los grandes medios otorgan la más generosa cobertura.

La comentocracia ha decidido apostarle todo a una confrontación directa, no sólo contra el presidente y su gobierno, sino contra su esposa y su hijo. Para atacar no hay armas demasiado sucias: ni el golpe de estado, ni llamar al magnicidio o a la invasión, tampoco se detienen ante el ataque racial, el clasismo o el respeto a la mujer, ni la minoría de edad.

Cuando Univisión despidió a Rodner Figueroa, lo hizo para dejar en claro que, lo expresado por él, no representaba los valores de la empresa. Hoy sabemos que no hay nada, por bajo, grosero o criminal, que no represente los valores de los grandes medios mexicanos. Nada les avergüenza. ¿Cuál es el límite?

Juan José León Gámez @juanjoseleonga

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