En todo México y América Latina, el 28 de septiembre salieron mujeres a manifestarse a favor de la despenalización del aborto y para pedir que sea Legal, Seguro y Gratuito, a este movimiento se le llama Marea Verde.
En Hermosillo, Sonora, asistí a la marcha feminista para exigir Aborto Legal, durante el trayecto gritaban consignas y cánticos de lucha que parecían de guerra, fue realmente motivante ver a las mujeres tan decididas a ser la voz de las que siguen con miedo a salir a las calles para exigir sus derechos, es muy impresionante compartir con mujeres de todas las edades y condiciones sociales luchando cada una por lo que cree que es lo correcto, exigir la despenalización del aborto, denunciar violaciones, acoso y agresiones sexuales, no ha de ser nada fácil y sin embargo se llenaron de valor y al final de la marcha tomaron el micrófono para denunciar a sus agresores muchos de ellos con posiciones de poder dentro de sus vidas, como son familiares y maestros, esto lo hicieron por fuera del Poder Judicial del Estado de Sonora, que está a un lado del Congreso del Estado de Sonora, de recordar se me enchina la piel por el valor que demuestran y obviamente eso ayuda a que más mujeres se sumen a hacer lo mismo y a no sentirse culpables por hablar, a saber que no están solas.
Esta lucha feminista por el aborto legal es cada día más visible, se está dejando atrás el miedo a ser señaladas, tachadas de asesinas, putas, irresponsables, a ser agredidas con palabras hirientes como; opérense, cuídense, no cojan, sáquense los ovarios y un sin fin de descalificativos más que se hacen con saña en contra de quienes decidimos sumarnos públicamente con rostro visible para que se den las condiciones de igualdad a la hora de llevar a cabo la decisión de abortar. Esta lucha es por las mujeres que menos tienen, porque sabemos bien que las mujeres que cuentan con recursos son las menos afectadas a la hora de abortar, ya que lo hacen en condiciones de cuidado y en clínicas especializadas, a comparación de las mujeres pobres que lo hacen como pueden, en condiciones insalubres, a escondidas y con el miedo a morir o ser encarceladas.
La necesidad de despenalizar el aborto no es sólo es en el ámbito de salud y legal, sino también en lo social, romper paradigmas y deconstruir la saña con que se mira la decisión que toman las mujeres de interrumpir el embarazo son todavía más dolorosas que la misma decisión de abortar, necesitamos apoyarnos entre mujeres y visibilizar el acto de abortar como un acto personal que no es sencillo de realizar, ya que nadie en su sano juicio se embaraza para ver que se siente abortar o nomás para decir yo aborté.
Recuerdo que en mi juventud cuando asistía a los grupos juveniles de la Iglesia, nos daban talleres jóvenes de Jornadas y de Arcoíris entre otras cosas nos hablaban también sobre lo malo que era tener sexo antes del matrimonio y lo insano y terrible que era abortar, nos decían como nuestra vida se iba a volver un verdadero infierno si tomábamos esa mala decisión, ya que nunca más tendríamos paz, ni descanso y de pilón arderíamos en el infierno por toda la eternidad; nos hacían llorar poniéndonos videos horrendos sobre cómo se mataban “bebés inocentes” en el vientre materno para poder practicar el aborto y todo esto solo por haber tenido sexo fuera del matrimonio – como si las mujeres casadas no abortaran – era un caos total esas pláticas porque taladraban lo más profundo de nuestro ser y era un lloradero en los salones donde nos encontrábamos alrededor de quince o veinte adolescentes. Hasta la fecha he conocido testimonios de mujeres mayores que si viven con ese peso encima producto de lo vil que fueron las palabras de esas personas que servían a los intereses de la iglesia, la verdad desconozco si sigan ejerciéndose esas prácticas con las nuevas generaciones, así que ahí les encargo que me comenten si saben algo sobre ese tema. No olvidemos que los sacerdotes y los pastores son de los principales generadores de abortos clandestinos, abandono de niños, violadores, pederastas, generadores de pobreza extrema y descaradamente son quienes más fomentan los valores, la familia tradicional y las marchas provida.
A pesar de que tenemos un mundo de información a nuestro alcance, mayor educación sexual, más integración de la mujer al mundo laboral y por ende más poder para tomar decisiones sobre nuestro cuerpo, seguimos siendo duramente criticadas y señaladas por ser irreverentes, por estar jodiendo al mundo con que queremos más derechos que los hombres, cuando en realidad lo que queremos y seguimos peleando es el derecho a la igualdad. No debemos, ni podemos bajar la guardia nunca porque nada está escrito para nosotras, la lucha para no estar a expensas de la sociedad, la iglesia y el estado es de diario o corremos el peligro de perder lo ganado.
Si bien es cierto cada día se nos abren más puertas gracias a nuestras hermanas feministas de hoy y de las que nos antecedieron, también es cierto que es nuestro deber sumarnos a las mujeres que con sangre nos han abierto camino para que podamos ejercer nuestros derechos y no queden en letra muerta los que ya están escritos en las leyes. Por eso es urgente que reconozcamos que la unión entre nosotras es lo que nos hará mujeres reconocidas como tales, no de segunda, ni complementos de nadie. Ten siempre presente que las mujeres somos seres libres de vivir nuestra propia vida a placer, con la única consigna de ser y hacer lo que queramos, siempre y cuando no dañemos a terceros, no dejemos que nadie nos diga lo contrario. Sigamos luchando para que sea ley y que ninguna otra mujer tenga que perder la vida a causa de leyes que nos esclavizan y que no tengamos que seguir sufriendo las consecuencias de cuestiones religiosas que nos condenan.
Ni madres por imposición, ni asesinas por decisión.
#AbortoLegalYa
Janny Barrera